10 marzo 2010

Hoy hace 45 años de la muerte del loreño Andrés Aranda, histórico jugador del Real Betis Balompié

Hoy 10 de marzo de 2010 se cumple casi medio siglo del que fue un personaje legendario en la Historia del Real Betis Balompié: Andrés Aranda Gutiérrez. Nacido en Lora del Río, el 27 de julio de 1905, Aranda comenzó a jugar en el equipo bético con tan sólo dieciseis años, tras haber pertenecido anteriormente al Estrella FC y a la histórica AD Museo. 
Recordemos que Lora del Río también tuvo su protagonismo en el nacimiento del Real Betis Balompié, ya que fue un grupo de estudiantes loreños el que fundó el Sevilla Balompié en 1907, germen del actual club.
El 13 de noviembre de 1921, Aranda debutó en el Primer Equipo verdiblanco contra el eterno rival, el Sevilla FC, al que los béticos vencieron por 3 goles a 1 en partido del Campeonato de Andalucía. El incipiente deportista bético estuvo a punto de involucrarse en un grave problema, pues en 1922, otro club de la ciudad, el Nacional, acusó al jugador blanquiverde por duplicidad de ficha, entre dicha entidad y el Real Betis Balompié; pero finalmente los peritos calígrafos otorgaron la razón al Club de las trece barras, multando a los nacionalistas con 750 pesetas de multa. La maniobra del Nacional había quedado por los suelos, ya que su reclamación estaba orientada para que el Betis fuera, o bien descalificado del Campeonato andaluz, o bien restado los dos puntos que había obtenido en buena lid (1-2). Al final quedó satisfecho el honor del bravo jugador, al igual que el de la Entidad del Patronato. 
Andrés Aranda fue pieza importante del resurgir del Betis en la segunda mitad de los años 20. En 1925 viajó en la gira que se hizo por Alemania, un año siguiente ganó el Trofeo Spencer y participó en la primera Edición del Betis en la Copa de España; en 1928 se proclamó con el Equipo Campeón de Andalucía y un año siguiente estrenó con victoria el Viejo Nervión. En 1931 disputó la primera Final de la Copa, año éste en que la Federación le concedió la medalla al mérito deportivo. En 1932 ascendió a Primera División y abandonó el fútbol activo en la Temporada 1933-34, comenzando seguidamente a entrenar al conjunto Amateur.Como jugador fue un verdadero comodín, que llegó a jugar en todos los puestos, hasta de portero en algunas ocasiones. Aún siendo un jugador de calidad, su principal característica era la entrega ilimitada por la camiseta verdiblanca. Pese a ser hombre de buen humor, su férrea disciplina lo llevó a ser "padre" del equipo, habiéndose publicado numerosas anécdotas al respecto. Los compañeros lo respetaban sin rechistar, pues Andrés siempre se erigía como un líder natural de los de entonces. En 1935 comenzó a entrenar al equipo en el Torneo Regional, llegando a completar toda la Temporada. Durante la Guerra Civil se dedicó a entrenar: en 1938 al equipo de Aviación de la Región Aérea en el improvisado Torneo sevillano, contando con jugadores sevillistas de la clase de Joaquín, Villalonga, López, Pepillo, Berrocal... En el Campeonato de Andalucía de 1939 dirigió al Club Verdiblanco, formando un tándem junto al ex-jugador Antonio Álvarez, proclamándose Subcampeón. Por último, terminó la Liga 1939-40 pero no pudo evitar el descenso a la Segunda División con una plantilla desmembrada por la Guerra Civil. No obstante, los blanquiverdes realizaron un digno papel quedando cerca de la salvación y realizando buenos partidos.
El 8 de septiembre de 1940, Aranda recibió su merecido homenaje, jugándose un partido entre el Real Betis y el Xerez FC. A partir de ahí, Andrés disfrutó de una longeva vida como técnico: en 1941 obtuvo el carnet de entrenador regional para pasar a entrenar al Xerez FC hasta 1943. Ese año regresa al Betis para permanecer dos temporadas. De 1945 a 1948 fue técnico del Jaén y al año siguiente se encargó de dirigir al Recreativo de Huelva. Luego, con el Betis en Tercera División, Aranda ocuparía el banquillo durante dos campañas, hasta 1951, figurando también como vocal del Filial Verdiblanco, el Juventud Balompié. Su siguiente equipo fue el CF Extremadura, permaneciendo tres años en Almendralejo, hasta 1955, regresando de nuevo al Huelva, ya con el carnet de Entrenador Nacional. Luego iniciará un acercamiento progresivo al nuevo Betis del recién llegado Villamarín. Pese a ser vocal de la Junta Rectora de Preparadores de la Federación Andaluza de Fútbol, Aranda entrenaría al modesto Ayamonte, hasta que en 1960 es reincorporado definitivamente a la disciplina verdiblanca, permaneciendo en Heliópolis hasta el final de sus días. 
Hasta entonces Aranda colaboraba con Ernesto Pons entrenando y coordinando a los juveniles, amateurs y al primer equipo del Triana Balompié. Nos hallamos en noviembre de 1965 y el entrenador Rosendo Hernández, que a su vez había sustituido a Luis Hon al frente del Equipo, presentó su "dimisión con carácter irrevocable", tras cinco derrotas consecutivas. Al día siguiente, Andrés Aranda es nombrado entrenador provisional de la Plantilla. Los béticos viajan a Elche, donde pierden 3 a 0. Para la semana siguiente, el equipo es concentrado en Aracena, cara al importantísimo partido contra el Zaragoza. En el Hotel que se hallaba frente al famoso Casino, durante la noche Aranda presenció unas partidas de billar y acto seguido se retiró a su habitación. Sin embargo el masajista Vicente Montiel notó fuertes ronquidos en los aposentos del entrenador, se dirigió a ellos y encontró a Andrés sentado en una silla y en estado inconsciente. Acto seguido, Montiel llamó al médico de la población urgentemente, disponiéndose el traslado de Aranda a Sevilla. Durante el viaje debió fallecer el veterano técnico verdiblanco. 
Al día siguiente gran parte de Sevilla estaba de luto. Una impresionante manifestación de familiares, amigos, jugadores y directivos de ambos clubes hispalenses, rodean el féretro de Aranda en las cercanías de su casa en la calle Alfonso XII. Andrés dejaba para siempre este mundo, una esposa (Mercedes), su hijo Andrés y su hijas Anita y Mercedes. 
Pero la muerte de Andrés Aranda, auténtico símbolo del Beticismo, no sería en balde. Pocos días después, de la mano de Ernesto Pons, el Betis realizaría una reacción extraordinaria salvando la Categoría y continuando otro año más en la Primera División.

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